lunes, 13 de abril de 2009

El camino incomparable del amor

Si tengo tanta fe que soy capaz de mover las montañas de lugar, pero me falta amar, dejo de ser alguien.

Si distribuyo todos mis bienes entre los pobres y, me falta amar… ¡Soy incongruente!

El que ama es paciente, es bondadoso; El que ama deja de lado la envidia, nunca se alaba, ni se enorgullece, tampoco es insolente, ni busca el propio interés, nunca se irrita, ni tiene en cuenta el mal, tampoco se alegra de la injusticia, sino que se alegra de la verdad todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor siempre está vigente… Cuando llegará la perfección, será inútil aquello que es limitado

Cuando era una niña hablaba, pensaba y razonaba como una niña; ahora que soy una mujer quiero disfrutar de la oportunidad de actuar con perseverancia en el abundante fluir de la vida.
Desde la ilusión de la propia observación y experiencia quiero descubrir y compartir la gran alegría de esta niña, que está en mí, y disfrutar realizando mis mejores sueños.

Ahora veo como en un espejo borroso, un enigma, pero después lo veré cara a cara; ahora mi conocimiento es limitado, después conoceré la totalidad con la perfección con la que Dios me conoce.
Mientras tanto subsisten la fe, la esperanza y el amor, todas tres; donde, “el amor”, es el más grande.

- inspirado en la 1ª carta de Pablo a los Corintios, Cap. 13 - Pascua

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